lunes, 26 de septiembre de 2011

El PSC, el demonio y la carne

Los problemas del PSC-PSOE vienen de viejo. Su languidecer en Canarias, también. Pero no nos vayamos muy atrás, a las direcciones de Juan Carlos Alemán, plana e incapaz de enfrentarse al sector ATI de CC, y de Juan Fernando López Aguilar, histriónica y algo desmadrada, capaz de arrasar con todo, y culminada con su escalonada huida de Canarias. Era imposible predecir entonces que las cosas pudieran ir a peor, pero lo lograron con creces.

La elección de José Miguel Pérez como candidato a la Presidencia del Gobierno canario puede apuntarse como el momento previo a un cambio de era. Y, tal vez, como el principio del fin del socialismo canario.

Porque lo que vino a continuación fue un proceso de pura purga que acabó con el nombramiento de gestoras en Tenerife y en la propia capital de la isla, que probablemente allanaban el camino al entendimiento con CC, aunque el coste fuera elevado: dinamitar buena parte de la organización.

Y la salida de numerosos militantes capitaneados por Santiago Pérez, con diferencia, y con virtudes y defectos, el dirigente más capacitado del partido en todo el Archipiélago, la cabeza mejor amueblada, el mejor candidato que podían ofrecer al electorado de las Islas.

El resultado se vio en las elecciones de mayo: 15 escaños, un desastre, por la influencia de la ola estatal, sumada a sus propios y grandes desatinos; desalojados, además, del ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y del Cabildo de la isla redonda. Aunque la debacle, paradójicamente, les sirvió para encontrar acomodo en el Ejecutivo canario y cogobernar en lugares como Santa Cruz de Tenerife y La Laguna.

Y entonces vino Soria, la moderna reencarnación del demonio según Domingo Fuentes Curbelo, secretario del PSC en Fuerteventura, y empezó a tentarles con la posibilidad de alcanzar poder y, de paso, vengarse de CC; y así levantaron a CC de Los Llanos y Santa Cruz de La Palma, así como de Tazacorte y otros municipios; operación que luego dio un salto a la isla del meridiano, propiciando que Alpidio Armas censurara con éxito a la brevísima presidenta Belén Allende.

Ahora llegan nuevas tentaciones satánicas: los Cabildos de La Palma y Fuerteventura, los ayuntamientos de Pájara y La Oliva. Suculentos bocados para socialistas ávidos de poder que Soria “comprende” y “respeta”. Aunque parece que en La Palma, al fin, los socialistas pactarán con CC; de momento, al menos.

En el camino, expedientes de expulsión para un buen número de ediles palmeros, defenestración express (y, en mi opinión, de escaso o nulo sustento democrático) de los consejeros de la corporación insular de El Hierro y, en la práctica, pérdida del partido en esa isla.

A lo que se suma, en un orden de cosas bien distinto, pasando del demonio a la carne, la rebelión en La Gomera por el frenazo de Ferraz a la candidatura de Curbelo al Senado, que la dirección canaria del PSC, en medio de su enorme debilidad y temiendo una mayor debacle el 20-N, fue incapaz de cuestionar.

Más bien todo lo contrario. Aterradora descomposición la de un partido que defenestra a sus mejores hombres y mujeres y protege hasta la nausea a Casimiro Curbelo.

Seis meses después del inicio de las hostilidades internas y la defenestración de Santiago Pérez el balance no puede ser más desolador: un partido roto, sin presencia en algunos territorios y que en noviembre se arriesga a sacar los peores resultados de su historia.

Eso sí, siguen en el Gobierno, progresivamente debilitados, hasta que Paulino decida que ya no le son útiles. ¿O la mayor utilidad para CC reside, precisamente, en el proceso de caída libre del PSC?.

NOTA AL CIERRE: Esta es mi última colaboración con canariasaldia.com, que en unos días cerrará sus puertas, una víctima más en los medios de comunicación de la actual crisis económica. Agradezco a su director, Luis Azcona, el lugar de libertad en que me he podido mover en estos dos años de aventura digital. Y, si me acompañan, amenazo con regresar con LA TIRADERA en algún lugar del ciberespacio.

Enrique Bethencourt


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lunes, 19 de septiembre de 2011

Acuerdos y desacuerdos electorales

Las próximas y adelantadas elecciones del 20-N están produciendo distintos movimientos políticos en el conjunto del Estado, iniciados durante el verano y acelerados estas semanas de vuelta a la normal actividad.

Así, el PP, que quiere ganar por goleada, no deja ningún frente abierto y ha establecido acuerdos electorales con UPN, en Navarra, y con el PAR, en Aragón. Algo similar a lo que pretendía Ignacio González (CCN) en nuestro Archipiélago; eso sí coincidiendo con los días pares, los que no se escoraba al soberanismo, claro.

En el PSOE bastante tienen con tratar de presentar como alternativa a un viejo/nuevo candidato, con la esperanza de que el hundimiento sea menor del que, de forma empecinada, estiman las diferentes encuestas.

Izquierda Unida, al tiempo, busca alianzas con ecologistas y otras organizaciones de la izquierda social –incluidos no disimulados guiños al 15-M- para generar un frente que les permita mejorar sus resultados electorales.

Llamazares propone un bloque amplio que incluya desde Izquierda Anticapitalista a Equo, así como al BNG y ERC, aunque parece que, tanto los ecologistas de Uralde como los nacionalistas gallegos y los independentistas catalanes, no están por la labor. Con la Chunta Aragonesista también han iniciado contactos.

En las Islas también hay movimientos en esa línea, aunque de manera muy desigual en expectativas en las dos circunscripciones, pues a SSP y Por Tenerife le avalan sus buenos resultados de mayo (aunque un escaño de los siete en liza en Santa Cruz de Tenerife es muy caro, cerca de 60.000 votos), mientras que en Las Palmas IUC sobrevivió modestamente a pesar de su crisis interna antes de los comicios autonómicos y locales, pero SSP cosechó un rotundo fracaso, y no parece que las cosas vayan a cambiar ahora: los 10.000 votos parecen una meta inalcanzable.

En el País Vasco, Aralar irá con Bildu, pese a sus profundas divergencias y al maltrato que los abertzales más radicales han dado siempre al partido de Patxi Zabaleta. Un acuerdo electoral abierto, incluso, al PNV, que declinó la invitación a formar parte de un frente claramente soberanista y en el que podría quedar desdibujado.

En Cataluña, parece que no repetirá la Entesa, coalición al Senado de la que forman parte el PSC-PSOE, ERC, Iniciativa per Catalunya Verds e IUiA, cuya unidad se ha visto distorsionada por el distinto planteamiento de sus integrantes en torno a la reforma constitucional, en la que sólo los senadores del PSC apoyaron la propuesta de Zapatero/Merkell.

Por su parte, aquí en Canarias, CC y NC acaban de cerrar un acuerdo electoral para tratar de alcanzar grupo en Madrid y mitigar, en lo posible, el paseo militar que el PP se va a dar en las urnas en el Archipiélago; un futuro éxito ‘pepero’ acrecentado, aún más, si cabe, por el proceso de descomposición interna en el PSOE, con graves problemas en El Hierro, La Palma y La Gomera, que se suman a la escisión en Tenerife y a la resaca de su pésimo resultado electoral del 22-M en el conjunto del Archipiélago.

Un acuerdo, el de los nacionalistas canarios, visceralmente rechazado por algunos minoritarios sectores progresistas incapaces de entender la gravedad del momento político y económico que viven las Islas; o que no valoran suficientemente la relevancia de que Canarias tenga en estos momentos una sólida voz diferenciada en el Congreso y en el Senado.

O que no se dan cuenta que este acuerdo CC-NC es el único dique para evitar que el PP supere la frontera de los 10 escaños en el conjunto de Canarias. O que, más difícil todavía, y en un triple salto mortal, rechazan el acuerdo hoy y, al tiempo, reclaman la unidad del nacionalismo pasado mañana.

O, lo que es peor, hay quienes lo rechazan imbuidos en una manera de entender la política que sólo considera válida la dialéctica amigo/enemigo y en la que, por supuesto, el entendimiento entre fuerzas políticas distintas es un absoluto tabú o, incluso, una más que evidente traición.

Puestos a elegir, prefieren el suicidio.

Enrique Bethencourt

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miércoles, 31 de agosto de 2011

El nacionalismo canario y las generales

Todo apunta a que Coalición Canaria y Nueva Canarias han iniciado conversaciones para tratar de alcanzar un acuerdo para las adelantadas y casi inmediatas elecciones generales del 20-N. Las del cambio de ciclo y la llegada al poder de una derecha sin complejos, por mucho esfuerzo que hagan ‘conRubalcaba’ o ‘sinRubalcaba’, intentando guiños a la izquierda tras hacer políticas abiertamente de derechas hasta el último día de la legislatura.

No se trata, al parecer, de la mil veces mediáticamente anunciada y tantas otras veces rechazada unidad del nacionalismo canario, a través de sus organizaciones más representativas (el CCN ignaciano tiene mucho menor peso militante, político y electoral y su nacionalismo es, como mínimo, confuso-difuso), sino de algo mucho más modesto: un mero acuerdo electoral.

Lo otro, la confluencia orgánica, no está en la agenda y, además, es muy posible que, como sucede en Euskadi o Cataluña, en las Islas convivan varias formaciones nacionalistas con diferentes concepciones ideológicas.

Por otra parte, el posible entendimiento electoral para el 20-N permite a cada formación mantener su identidad política propia, como sucede en Cataluña con la Entesa, donde confluye toda la izquierda catalana en las elecciones al Senado; y pese a ello nadie confunde a Iniciativa con el PSC.

El líder canario del PP, ex vicepresidente del Ejecutivo y aspirante a ministro, José Manuel Soria, a través de Twitter, ponía recientemente en cuestión este posible entendimiento. Y razones tiene para estar preocupado, porque, de producirse, cambiaría sustancialmente el reparto de escaños al Congreso.

De concurrir por separado, CC alcanzaría representación por la circunscripción de Santa Cruz de Tenerife y sólo Nueva Canarias tendría posibilidades, con muchas dificultades, de lograr representación por la de Las Palmas.

Pero se correría el riesgo de que no fuera así y que 80.000 o más votos nacionalistas, de la suma de ambas fuerzas, fueran directamente a la papelera. Fracaso del que se podrían alegrar mucho los estatalistas de las más diversas corrientes, pero no los que se sienten nacionalistas.

De hacerlo conjuntamente garantizarían, al menos, un escaño en las islas orientales, con abiertas posibilidades de pelear por el segundo; y por obtener representación en el Senado en Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura. Y el PP de cinco o seis escaños, si los nacionalistas van separados, pasaría casi con toda seguridad a cuatro si se produce el acuerdo. Lógica y nada gratuita la preocupación de Soria, repito.

A nadie que siga la vida política canaria se le esconden las diferencias que ambas formaciones mantienen en numerosos asuntos, desde el sistema electoral a la financiación autonómica. Y que se visualizan en las instituciones, especialmente en el Parlamento de Canarias, con CC apoyando al Gobierno de coalición que mantiene con el PSC-PSOE, y NC en la oposición; pero también en las desavenencias en distintos ayuntamientos de Gran Canaria en los que NC fue la fuerza más votada y no gobierna porque CC lo impidió, llevándoles al esperpento de posibilitar el regreso de PP y CIUCA al frente del consistorio teldense; así como en el Cabildo y otros ayuntamientos, multiplicando gratuitamente el poder del PP en la isla redonda, con consecuencias a corto, medio y largo plazo.

Paulino Rivero y Román Rodríguez tienen una oportunidad para mostrar su altura política, pese a los obstáculos que les pondrán minoritarios sectores de sus respectivas formaciones, incapaces de comprender y valorar lo que está en juego en este período histórico. O con dificultades para superar heridas recientes, más o menos abiertas, como las de la campaña de las pasadas autonómicas y locales.

Estoy convencido de que las circunstancias que atraviesa hoy Canarias, con casi el 30% de su población activa en paro, con una enorme destrucción de su tejido empresarial, con una financiación autonómica que nos discrimina claramente frente a otros territorios…justifican un entendimiento de mínimos en la defensa de esta tierra y de su gente en tan complicada coyuntura.

Una defensa del Archipiélago que sólo pueden asumir consecuentemente y sin cortapisas, al margen de imposiciones externas, con aciertos y errores, por supuesto, los diputados y senadores nacionalistas, como ha quedado nítidamente demostrado en las últimas décadas.

Si no, estimados lectores, hagan un esfuerzo y traten de recordar los nombres de algunos de los 13 diputados canarios que el PP y el PSC-PSOE tienen ahora mismo en Madrid, algunas de sus intervenciones y algunos de sus logros para estas Islas.

Difícil o imposible tarea, estoy seguro.

Enrique Bethencourt

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martes, 23 de agosto de 2011

‘Mouriñadas’, mucho más que una anécdota

Después de cuarenta años siguiendo el fútbol me resulta difícil sorprenderme por algo.
En el lado bueno, evoco muchas cosas: el Brasil de Pelé, el Ajax y la Holanda de Johan Cruyff, el FC Barcelona y la España de los últimos años…

O, junto a los citados, jugadores como Maradona, Beckenbauer, Zico, Platini, Zidane, Laudrup o Van Basten. Recuerdo, también, burradas de los más variados estilos. Como la criminal entrada de Goikoetxea al ‘Pelusa’ que dejó al astro argentino varios meses fuera de las canchas.

También las chuladas verbales de Javier Clemente, algunas con vergonzantes toques racistas o xenófobos. O, en fin, la singular acción de impotencia y rabia del duro defensa Iselín Santos Ovejero, entonces en el Real Zaragoza, que se lanzó contra la red y descoyuntó la portería por completo, teniendo que interrumpirse el encuentro para colocar los palos en su sitio, caliente porque le había regateado con descaro y marcado gol a su equipo un tal Edson Arantes do Nascimento.

Como me señalaba recientemente el periodista Jorge Bethencourt en Twitter, “el fútbol es un reflejo de la sociedad. Como la política. El juego sucio, la exasperación y la violencia son el signo de hoy”. Cierto, pero antaño tampoco andaban flojos, como muestran el superleñero Granada de los 70 o futbolistas como Benito, prodigioso rompepiernas muy pocas veces expulsado, por cierto.

Pero en eso del juego sucio lidera hoy claramente el ranking el prepotente técnico luso del Real Madrid. Mourinho, buen entrenador, insoportable persona de permanente gesto crispado, sobreactúa hasta convertirse en una penosa caricatura de sí mismo.

Ajeno a cualquier autocrítica, sus derrotas son responsabilidad de otro: del árbitro, de los recogepelotas, del viento… Hasta cuando su equipo juega a gran nivel, como recientemente en la supercopa, opaca ese buen fútbol bajo la cortina de declaraciones y actuaciones muy desafortunadas.

Resulta increíble que un gran club como el Madrid se ausente cuando van a entregar el trofeo al campeón de un torneo, cosa, por cierto, que no hizo el Barca en la Copa del Rey. Pero resulta aún peor que su entrenador se comporte como un vulgar gamberro, como un hooligan, como un matón de barrio, metiéndole el dedo en el ojo a Vilanova, negando la acción ante las cámaras en la rueda de prensa posterior al partido y, finalmente, señalando no conocer al agredido.

Me preocupa la impronta que este señor, aunque no sé si merece que le llamen así, está dando al Real Madrid y al fútbol español, con el silencio o la abierta complicidad del club y de algunos medios de comunicación deportivos de Madrid, aunque con las notables excepciones de Valdano, Morientes o López Iturriaga.

Porque las actitudes y los mensajes de este caudillito no son simples anécdotas, sino posturas verdaderamente peligrosas que pueden traer lamentables consecuencias de no cortarse a tiempo. Y, por lo visto, nadie está dispuesto a hacerlo, más bien todo lo contrario.

Mourinho lo envenena todo a su paso. Ha logrado que Pepe y Marcelo, así como Ramos, saquen lo peor de sí mismos, jugando como poseídos y ultraexaltados unos cuantos centímetros más allá de los límites del reglamento y generando todas las condiciones para que terminen causando una grave lesión a un rival.

Ha conseguido, igualmente, que el otrora mesurado Casillas se desquicie por completo y llegue a justificar la brutal coz de Marcelo a Cesc.

Está impulsando el juego sucio, la violencia gratuita, la bronca continua, la falta de respeto al contrincante, la ausencia absoluta de deportividad y, de paso, resquebrajando gravemente la convivencia en la brillante selección campeona de Europa y del mundo. Todo un éxito que este malcriado machito portugués destruya a la mejor selección española de la historia con la complicidad de los que, seguramente confundidos de competición, gritan ¡España, España! en el Bernabeu.

Además, ese estilo deslenguado, chulesco y navajero es aplaudido, lamentablemente por la mayoría de aficionados del Madrid, y hasta por la presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, encantados, al parecer, con los modos y maneras de su técnico, apoyados en la teoría del todo vale, en la eliminación de cualquier referencia ética.

Circunstancia que me asusta aún más. ¿Qué mecanismos hacen que la gente anule su conciencia crítica, su capacidad de discernimiento entre lo correcto y lo incorrecto, entre lo justo y lo injusto? ¿Qué estructuras facilitan el caudillismo y su imprescindible contrapartida, el apoyo entusiasta e irreflexivo de sus seguidores? ¿Qué circunstancias facilitan el ascenso social de personajes de semejante catadura y el rendido aplauso del resto?

No es un asunto baladí. Con semejantes planteamientos trasladados a la política, se facilitarían, sin lugar a dudas, la aparición, el ascenso y el mantenimiento de líderes autoritarios y populistas, de esa extrema derecha que va enseñando la patita y algo más en distintos países europeos.

Desgraciadamente, el estilo Mou tiene presente y futuro mucho más allá del fútbol.

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martes, 16 de agosto de 2011

La juventud católica y el Papa

Estuve en Madrid pocos días antes de la llegada de Benedicto XVI y ya se notaba en el incremento de la seguridad, en la preparación de escenarios y confesionarios, así como en el inicio de la llegada de peregrinos.

Por cierto, aunque se empeñan en denominar al evento Jornada Mundial de la Juventud, debería llamarse Jornada Mundial de la Juventud Católica, que no están ni se le esperan la enorme variedad de ideas, religiosas o laicas, que, afortunadamente, circulan entre los jóvenes de todo el mundo.

Pasa igual que cuando la Iglesia española o sus cercanías organizan alguna manifestación por la familia, sin matices, como si el resto de los mortales que no seguimos su doctrina viviéramos en hordas o tribus.

Por supuesto que el Papa y los jóvenes católicos tiene derecho a reunirse, rezar, cantar, realizar misas y hasta manifestarse, como suelen, contra el Gobierno socialista. Más dudoso es que lo hagan con dinero público (se calcula que más de 30 millones de euros) y disponiendo de institutos como albergues, con la paradoja de que muchos no están habitualmente abiertos a sus barrios y, también, que se perjudica al sector hostelero.

Pero no quería hablarles de asuntos económicos, sino de pensamientos. Inicialmente parece interesante que la gente, en este caso los jóvenes, se movilicen por sus ideas, por transformar el mundo que les ha tocado en suerte.

Pero analizando lo que el Papa y la cúpula eclesial defienden, en la teoría y en la práctica, no parece que la cosa sea para tirar voladores. Y que quede claro que diferencio esa poderosa directiva, anacrónica y ultraconservadora, de la actitud y el compromiso de cristianos en todas partes del mundo con la pobreza, con los perseguidos, con los más débiles.

Pero hay muchas cosas que me chocan. La verdad es que me resulta difícil de entender que gente joven aplauda de forma entusiasta a una organización jerarquizada y profundamente antidemocrática, donde el gran jefe es elegido por una minoría de miembros previamente cooptados. Vamos, que esto no sucede ni en los comités centrales de los partidos comunistas más cerrados y dogmáticos.

Me resulta igualmente incomprensible que se acepte la profunda misoginia de la Iglesia Católica en una sociedad del siglo XXI. ¿Se imaginan un club deportivo, cultural o gastronómico, que no permitiera a sus socias ser directivas ni presidentas?

Pues la Iglesia lo hace con total impunidad...y, encima, trata de justificarlo. Las mujeres no pueden llegar a ser, no ya a obispas o papisas, sino ni siquiera curas de base, lo que no sólo es reprochable sino con toda seguridad completamente ilegítimo e ilegal. Como bien señalaba el obispo Casaldáliga, la mujer sigue siendo fuertemente marginada en la Iglesia: en la liturgia, en los ministerios, en la estructura eclesiástica.

Al tiempo que no concibo que jóvenes o menos jóvenes comulguen con un señor que sigue prohibiendo el preservativo, marginando a homosexuales y lesbianas, planteando la sexualidad como mera actividad reproductiva o rechazando un derecho democrático tan elemental como el divorcio. Lo de la indisolubilidad del matrimonio suena, a estas alturas, a coña marinera.

Sólo me consuela pensar que muchos de esos entusiastas jóvenes pro Papa, como sucede con buena parte de los bautizados, harán poco o ningún caso en el transcurso de sus vidas a preceptos tan disparatados y a pensamientos tan discriminadores, medievales y deshumanizados; y buscarán el placer en sus relaciones, homosexuales o heterosexuales, usarán condón u otros anticonceptivos y no admitirán en modo alguno la secular marginación de las mujeres.

Dentro o fuera de la Iglesia, of course.

Enrique Bethencourt

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lunes, 4 de julio de 2011

Capital, cultura y sectarismo

La reciente elección de Donostia/San Sebastián como Capital Europea de la Cultura para el año 2016 ha desatado una polémica, a mi juicio innecesaria, tergiversada y estéril, que ha sacado lo peor de los distintos localismos fanatizados –que no son, ni mucho menos, una exclusiva de Euskadi- y ha mostrado posicionamientos sectarios y escasamente documentados; lejos, por tanto, de la cultura que dicen representar o defender.

Lo que cabía esperar tras la decisión del jurado era, en primer lugar, mostrar el respeto y la felicitación a la ciudad ganadora y a sus habitantes. Yo lo hago con la capital guipuzcoana, pero lo haría igual con Córdoba, Burgos, Zaragoza o Segovia; y en el caso de Las Palmas de Gran Canaria, además, lo celebraría.

No han hecho esto los perdedores, con declaraciones de pésimo estilo, difíciles de comprender cuando las hace un alcalde, pero del todo imposible cuando la autora es una ministra del Gobierno de España, la señora Aguilar, que parece excluir al País Vasco de los dominios de su departamento y, por ende, del Ejecutivo.

En segundo lugar, se trataría de aprovechar el nivel de consenso alcanzado en nuestra tierra en torno a la candidatura de Las Palmas de Gran Canaria para, aprendiendo de la experiencia, seguir trabajando por impulsar iniciativas que mejoren nuestra vida cultural, que gestionen de manera inteligente las capacidades culturales de la ciudad; y, sobre todo, que enriquezcan las prácticas de importantes sectores de la población, con hábitos de consumo culturales que me preocupan, como nuestro liderazgo en el seguimiento de productos televisivos tipo ‘Sálvame’ o similares.

Pero lejos de esa sana actitud nos hemos encontrado con los disparates pronunciados por Saavedra, Cambreleng, Belloch o Aguilar, más propios de algunos hinchas de River Plate tras su descenso que de personalidades del mundo político y/o cultural, que han demostrado funcionar más con las vísceras que con el cerebro, que han sido incapaces de aceptar elegantemente la derrota y que han usado una hiperpolitización interesada para evitar el asumir (auto)críticamente su fracaso. Hiperpolitización, por cierto, que no utilizaron cuando casi todas las ciudades que pasaron el primer corte estaban regentadas por alcaldes socialistas.

Todo se ha sacado completamente de quicio, hasta la propia relevancia de ser capital cultural. ¿Conocen ustedes los nombres de las ciudades designadas este año? ¿Y las correspondientes a 2010 o a 2009? Hice la prueba el otro día en la tertulia de ‘El Espejo Canario’, en 7.7 Radio, y quedó claro que, como en la película de Mateo Gil, nadie conoce a nadie. Salvo los directamente implicados en el asunto, claro está.

Por otra parte, ¿se ha evaluado suficientemente el impacto real de ese reconocimiento en las urbes que lo han disfrutado en la última década? ¿Qué transformación sufrieron? ¿En qué mejoró su situación económica y cultural? ¿Y la calidad de vida de sus ciudadanos y ciudadanas?

Los Cambreleng y compañía que se atreven a hablar del “triunfo de las pistolas” (pobre Odón Elorza, padre del brillante proyecto donostiarra, vinculado a la tolerancia, a la pacífica convivencia), ¿por qué no reconocen que frente al trabajo mucho más dilatado en el tiempo de Córdoba o San Sebastián -que dispusieron además de una dirección mucho más profesionalizada-, nuestra candidatura, la de Las Palmas de Gran Canaria, fue improvisada a última hora, mal planificada y mal dirigida, además de mal dotada económicamente, una mera apuesta electoralista de un gobierno municipal a quien la ciudadanía puso nota, un rotundo suspenso, el 22 de mayo? Y que no teníamos, y lo sabían, la menor opción de ganar.

Pero lo más sencillo era despejar el balón, cuestionar el veredicto del jurado, aprovechando el cambio de alcaldía en San Sebastián, aunque ello supusiera poner al pie de los caballos el proyecto de Odón Elorza y despreciar a la pluralidad humana, ideológica y política (recordando que el 76% de los electores donostiarras no votaron a Bildu) que constituye la ciudadanía de la urbe ganadora, que está muy por encima de quien circunstancialmente gobierne.

Curiosamente, el ex alcalde Elorza ("La ciudad necesitaba dos cosas: ilusión colectiva y elementos de confianza para conseguir una paz digna") y Antonio Basagoiti, máximo dirigente del PP vasco (pidiendo que no se castigara doblemente a los donostiarras), han realizado unos discursos mucho más mesurados y racionales, en las antípodas de los disparates de muchos de sus compañeros, socialistas y conservadores, en el resto del Estado; y de numerosos periodistas, también.

No obvio el problema de las dudas que suscita Bildu y los interrogantes sobre cómo va a desarrollar el proyecto ganador de la capitalidad cultural europea, que se apoyó en el lema ‘Olas de energía ciudadana. Cultura para la convivencia’. Mucho van a tener que aprender y, sobre todo, cambiar en sus pensamientos y prácticas, para evitar sus tics más excluyentes y esquemáticos, que poco tienen que ver con un nacionalismo acogedor e integrador.

Pero no es menos cierto que pocas lecciones pueden dar quienes, desde su mal perder, estos días han mostrado un comportamiento pueblerino, ombliguista, irracional, mezquino y políticamente manipulador y sectario. Un comportamiento que sólo alimenta las bajas pasiones y la ‘vascofobia’, y que se aleja de cualquier atisbo de reflexión constructiva y crítica. Lo que, en definitiva, les descalifica para ser distinguidos con medalla cultural alguna.

Enrique Bethencourt

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miércoles, 15 de junio de 2011

¿Indignados o complacientes?

Considero imprescindible la rebeldía frente al actual estado de cosas. No es razonable permanecer impasibles frente a los 300.000 parados que tenemos en las Islas. Ni considerar normal el 50% de desempleo juvenil, invitación a la desesperanza y a la emigración, como antaño.

No es de recibo este sistema electoral canario profundamente antidemocrático, ni estos apaños que hacen ganadores a los perdedores y perdedores a los que obtuvieron mayor apoyo ciudadano. Ni natural la progresiva descapitalización de los servicios públicos, claves para alcanzar mayores niveles de equidad, por parte de quienes tienen el recurso a la educación y a la sanidad privadas.

Aunque fuera sólo por eso habría que saludar el movimiento social iniciado el 15-M que dio lugar después a los campamentos de los indignados, una heterogénea movilización de rechazo a los muchos males de esta democracia imperfecta y de este capitalismo con rostro cada vez más inhumano.

Tiene el valor que tiene, como tuvo su limitado valor las movilizaciones sindicales contra la reforma laboral y el conjunto de medidas antisociales adoptadas por el Gobierno de Rodríguez Zapatero. Realizadas en el peor momento, sin perspectiva alguna de alcanzar los objetivos de frenarlas, con gente desmoralizada o enfadada con la actitud ante la crisis de los sindicatos, así como otras muchas personas temerosas de perder su puesto de trabajo si apoyaban la huelga.

En este caso, el del 15-M, nos encontramos ante las incógnitas que abre un movimiento de nuevo tipo, que no sabemos cómo seguirá avanzando o si se consolidará o no como una fuerza social con peso, con amplios apoyos ciudadanos.

Pero los indignados no me hacen olvidar que gran parte de la ciudadanía no parece estarlo tanto, por mucho que los estudios sociológicos digan que son mayoría los que comprenden e incluso comparten las razones de los acampados.

En Canarias, sin ir más lejos, lo confirman, en mi opinión, los datos de las recientes elecciones autonómicas y locales.

Los partidos que han apoyado la reforma laboral, la congelación de las pensiones y las otras medidas de recorte social en el Congreso de los Diputados y el Senado (PSOE y CC), junto al que ha estado de acuerdo con todas ellas (las votara favorablemente o no) y, si pudiera, introduciría decisiones aún más antisociales, el PP, suman en conjunto el 77,71% de los votos, unas 700.000 personas, y suponen, en escaños, el 95% del Parlamento de Canarias.

Los que se oponen a las mismas, significan poco más de 135.000 votos, los 82.318 de NC (la única con presencia en el Parlamento, con tres escaños), los 19.372 de ACSSP, los 18.777 de Los Verdes y el más disgregado de pequeñas y variadas formaciones. Aún sumando blancos y nulos -que pueden obedecer a razones muy diversas, que nadie se los apunte a su particular bolsa- y que en esta ocasión llegaron a las 50.000 papeletas, son menos, muchos menos, que los aparentemente conformes con las políticas que se vienen aplicando.

Pero es más, las formaciones que integraron el Gobierno de Canarias en casi toda la legislatura, PP y CC, responsables del empleo (o del galopante paro, como prefieran), la educación, la sanidad, la dependencia o las energías (no) renovables en nuestras Islas, aúnan 514.564 papeletas, el 56,93%.

Y suponen, con sus 42 diputados, el 70% de la cámara autonómica. Lo que parece indicar, guste más o menos, un refrendo a las políticas que se han venido aplicando estos años.

No pretendo ser pesimista ni derrotista, sino pisar tierra, saber dónde y cómo estamos, que es la mejor manera de afrontar una realidad harto compleja, una situación muy difícil para todos los hombres y mujeres que pensamos en claves de mayor equidad social, de más democracia y menos poder omnímodo de los mercados, y que hoy somos minoría.

Lo otro, el no reconocer el profundo conservadurismo que anida en esta sociedad, el amplio consenso social que rodea a los que han puesto en marcha y/o han apoyado de forma entusiasta esta demolición controlada del Estado del Bienestar, así como la enorme debilidad de quienes se oponen al actual programa neoliberal, no conduce a ninguna parte. Salvo a la melancolía.

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martes, 31 de mayo de 2011

El PSC-PSOE y los pactos (2007-2011)

A finales de mayo y en los primeros días de junio de 2007 recibí varios sms de amigos socialistas que me invitaban a participar en una concentración en el parque de Santa Catalina, en Las Palmas de Gran Canaria, para mostrar el rechazo ciudadano al inminente pacto entre CC y PP.

Consideraban (olvidando, por cierto, lo que sucedía en Cataluña, con el tripartito, o en Baleares; y obviando lo que pocos días después iba a suceder en el Cabildo Insular de Gran Canaria) que debía gobernar la fuerza más votada y con más escaños, en ese momento el PSOE juanfernandino, y que no era de recibo el pacto entre perdedores, el que encabezaban Rivero y Soria.

Mostré entonces mi absoluta decepción y contrariedad, en un artículo titulado ‘No es eso, pásalo’, en el que señalaba que el acuerdo que se iba a establecer, al margen de gustos, “es absolutamente legítimo y que, como demócrata, tengo que respetarlo, aunque no lo comparta”.

Decía entonces, y reitero hoy, que antes que nacionalistas, socialistas o ecologistas, “somos, debemos ser, demócratas. Por eso, hay que saber respetar lo que la ciudadanía decide en las urnas y, también, los posteriores pactos que se produzcan en el ámbito municipal, insular y nacional canario. En ese sentido, desde mi convicción de que ese presunto nuevo Gobierno no va a abordar con determinación ni a resolver los problemas de Canarias, pero también desde mi profundo respeto por las reglas de juego democráticas, no estaré en esa concentración y animo a las personas críticas a que tampoco caigan en la trampa. Pásalo”.

Es lo mismo que haré ahora, resuélvase como se resuelva el pacto para gobernar Canarias. Tanto si pactan PP y PSOE, harto improbable, como si se reedita el clásico entendimiento entre CC y el PP, como si, tal y como apuntan todos los datos desde hace varios meses, son José Miguel Pérez y Paulino Rivero los encargados de rubricar el texto del acuerdo.

Al igual que hace cuatro años, todo parece indicar que no va a gobernar quien recibió más apoyo popular en las urnas y que, como en aquel momento, segunda y tercera fuerza política constituirán un Ejecutivo que no creo que supere la prueba de fuego de las cada vez más inmediatas elecciones generales.

Gobierno legítimo, como el de entonces, por más que uno pueda tener dudas de que responda a las auténticas necesidades de estas Islas y que contribuya a resolver sus graves problemas, que son muchos. Por diversas razones, entre ellas el penoso espectáculo que estos días unos y otros, socialistas y coalicioneros, coalicioneros y socialistas, han dado respecto a los pactos: ni una palabra de programa, acciones políticas o prioridades, sólo reparto de puestos en ayuntamientos, cabildos y Gobierno. Contribuyendo a alimentar la legión de indignados, dentro y fuera de las acampadas.

Como ven, se parece, muy mucho, a lo sucedido tras los comicios autonómicos de 2007. Eso sí, estoy convencido de que, en esta ocasión, mis amigos socialistas, influidos por la profunda crisis económica, entregados a las políticas de ajuste, se ahorrarán el gasto y no me enviarán un mensaje de móvil sobre las maldades intrínsecas del Gobierno de los perdedores y la necesidad de movilizarse públicamente contra él. Repásalo.

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lunes, 2 de mayo de 2011

Rivero se equivocó ‘sólo’ en 78.000

Lanzándose a la piscina sin medir la profundidad del agua, el presidente Rivero y sus consejeros de desEmpleo, Jorge Rodríguez y Marimar Julios, nos aseguraron a final del pasado año que el Gobierno canario generaría 80.000 empleos antes de las elecciones de mayo.

Hecho que ha sido fielmente confirmado en todos sus términos, no podría ser menos, por la Encuesta de Población Activa (EPA) correspondiente al primer trimestre del año, publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) el viernes 29 de abril.

Sólo, es un decir, que con un ‘pequeño desfase’ de apenas 78.000 menos sobre la cifra prometida a bombo y platillo. Porque el Archipiélago pasó de los 314.400 parados de la EPA de diciembre de 2010 a los 312.400 de marzo de 2011, lo que supone el 28,5% de la población activa.

Unos 2.000 parados menos, no 80.000. Y eso que el primer trimestre ha sido excelente en materia turística, el mejor de los últimos diez años, gracias a la recuperación de la economía alemana y al desvío de turistas por la crisis de los países árabes.

Ante el notable éxito de las medidas contra el desempleo puestas en marcha por el Ejecutivo canario no sé si deberían proponer a sus dirigentes para que se les conceda el premio Nobel de Economía. Aunque creo que se merecen más, mucho más, el galardón de publicidad y propaganda.

Porque cuando hicieron el singular anuncio, algunos señalábamos que iba en contra de las previsiones expuestas por CEOE Tenerife, nada sospechosa de estar constituida por rojos anti ATI, señalando la organización empresarial y su líder, José Carlos Francisco, que nos mantendríamos en torno a los 300.000 parados a lo largo de todo el año.

Y que, en la mejor de las perspectivas, se crearían de 10.000 a 15.000 empleos en todo el año 2011. Nunca los 80.000 prometidos por el Ejecutivo para sus cinco primeros meses, que se convertía en un engaño que, tarde o temprano, quedaría desenmascarado. Como así ha sido.

Pero es más. En los propios Presupuestos de la Comunidad Autónoma de Canarias para 2011, elaborados por el tándem Soria-Rivero y aprobados en diciembre por el Parlamento canario, reconocen una previsión de crecimiento económico en torno al 1% para el presente año y señalan que el desempleo permanecerá en nuestra Comunidad estable en 2011 y que, a lo sumo, se reducirá alguna décima, lo que equivale a la preocupante estabilidad en torno a los 300.000 parados. Como la realidad y los datos se empeñan en confirmar.

Cuando se hace público un dato positivo, en este o en otros asuntos, el Gobierno canario se apunta inmediatamente el tanto.

Cuando es negativo, responsabiliza a los errores del Gobierno de Zapatero, a los inmigrantes o a la mala interpretación externa de las muy singulares singularidades canarias.

No sé qué harán en esta ocasión en que la tozuda realidad, una vez más, desmonta por completo sus burdas campañas publicitarias en un tema que exigiría mayor rigor y responsabilidad; y, por el contrario, ninguna falseadora propaganda ‘electoralera’. Al menos por un mínimo respeto a todos los que sufren, día a día, el enorme drama de no encontrar trabajo.

Enrique Bethencourt

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lunes, 25 de abril de 2011

Soria y los analistas

Cuando el hasta entonces vicepresidente y consejero de Economía y Hacienda, José Manuel Soria, anunció el abandono de su partido del Gobierno canario, en el pasado mes de octubre, numerosos analistas políticos se echaron las manos a la cabeza y escribieron barrancos de tinta sobre lo que consideraban como un “grave error estratégico” del líder de los populares canarios; alguno incluso sentó cátedra sobre el suicidio político que supondría para Soria su adiós al Ejecutivo que compartía con CC, lo que, decían, le pasaría una cuantiosa factura en las urnas.

Me pareció entonces que había escasez de análisis y que la decisión no era en modo alguno una infantil pataleta, una frivolidad, sino una fría y calculada actitud de alejamiento de Rivero y los suyos, aprovechando el apoyo de Coalición a los Presupuestos Generales del Estado y al conjunto de políticas de Zapatero. Y que Soria se encontraba más vivo y más activo que nunca.

Es cierto que el PP no puede escaparse de las responsabilidades compartidas con CC durante sus más de tres años de Gobierno conjunto: desde los pésimos resultados de la financiación autonómica a la absoluta inoperancia del Ejecutivo para frenar las consecuencias de la crisis económica en el Archipiélago, con esos 314.000 parados que señalaba la EPA de diciembre de 2010, pasando por los problemas de los servicios públicos o las malas relaciones con los cabildos insulares. Pero han desarrollado todas sus habilidades para tratar de no aparecer como corresponsables de los numerosos desastres de este Gobierno que nació en 2007.

A las puertas de las elecciones del 22 de mayo parece que las cosas no le van muy mal al PP y a su máximo dirigente en el Archipiélago. Las encuestas apuntan a una victoria en votos y, muy posiblemente, en escaños, lo que les convertiría en el primer grupo en el Parlamento canario.

Los sondeos señalan que su partido crece en la práctica totalidad de los territorios (al igual que Nueva Canarias, mientras retroceden socialistas y coalicioneros con relación a los anteriores comicios) y, de manera significativa, en Tenerife, donde podría mejorar mucho su presencia en municipios, sobre todo en Santa Cruz, y en el propio cabildo; curiosamente, todo apunta a un crecimiento menos relevante cuantitativamente en Gran Canaria, porque sus resultados anteriores ya fueron altos, por su todavía débil presencia en algunos de sus municipios y porque las candidaturas al ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y al Cabildo no parecen haber despertado demasiado entusiasmo ciudadano.

Los conservadores pueden ser, por primera vez, el principal partido en el ámbito autonómico –aunque es verdad que con escasa diferencia favorable en número de escaños respecto a los otros- , aunque eso no les garantice presidir la Comunidad, como ya le ocurriera al triunfante PSOE ‘juanfernandino’ en 2007, antes de que su breve líder saliera como un escoplo de estas ínsulas. Unas circunstancias, las del posible triunfo ‘pepero’, en las que influye la ola estatal, no les quepa duda, y el desgaste de una CC con la que comparten espacio de centro derecha, como se observa cuando comparamos los comportamientos de los votantes en elecciones generales y autonómicas.

En definitiva, los columnistas varios que ‘enterraron’ tan prematuramente a Soria pueden anular su más que precipitado funeral político y levantar acta de su resurrección; o, sencillamente, realizar una serena autocrítica de sus sesgados y poco sustentados análisis, que no es lo mismo pero es igual.

Enrique Bethencourt

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lunes, 11 de abril de 2011

Por la Izquierda, hacia ninguna parte

Resulta todo un espectáculo, escasamente gratificante por cierto, las relaciones entre la autodenominada izquierda canaria, exclusivo club integrado fundamentalmente por pequeñas formaciones sin representación en las instituciones, junto a alguna que aglutina media docena de concejales.


El dirigente de IU Ramón Trujillo denunció recientemente el “cainismo” de la izquierda y se quedó corto, si tenemos en cuenta los improperios que ha recibido por su acuerdo con Los Verdes y Socialistas por Tenerife para concurrir juntos a ayuntamientos y Cabildo, que ha puesto muy nerviosos a quienes querían patrimonializar ese espacio político; alguno de ‘Sí se Puede’ incluso se ha permitido acusarle por lo que, pitoniso él, cree que Trujillo hará en el futuro; imputación preventiva, a lo George Bush.

No es nada nuevo, ciertamente, este tipo de poco saludable comportamiento en la izquierda canaria. Sucede así desde hace, al menos, 30 años, pero tras tres décadas cabía esperar que empezara a modificarse el guión y a ser sustituidos los protagonistas.

Nada de eso, que inventen otros. Sus publicaciones o los artículos de opinión de sus dirigentes o portavoces (algunos pomposos integrantes de desnutridos comités centrales; otros entusiastas defensores de candidatos del PSC-PSOE en las elecciones de 2007, los más conservadores por cierto, comparen la lista de los “abajo firmantes” ayer y hoy; junto a unos sindicalistas, al menos me reconocerán que curiosos, que defienden a ultranza a los pobres controladores aéreos, los de los 350.000 euros al año, ahora rebajados a 200.000, convertidos en venerados mártires del capitalismo neoliberal) no tienen el menor desperdicio. Lo que difunden en diversos medios constituye una síntesis de autoafirmación en las posiciones propias, las únicas correctas, las únicas que responden a un análisis marxista ortodoxo de la realidad canaria.

Aderezadas, eso sí, con un rosario de insultos a los otros, ya sean de las izquierdas que tienen más apoyo social o de pequeños grupos que compiten en el mismo y, por lo que se ve, minado campo.

En algunos casos recurren, incluso, a poco disimulados ataques xenófobos a los adversarios políticos, pensando, quizás, que a falta de ideas, buenas son tortas. Al mismo tiempo, colectivos que juntos no agrupan a más de medio millar de personas en todo el Archipiélago, son capaces de defender distintos proyectos de unidad de la izquierda, irreconciliables y antagónicos, con el obstáculo insalvable que supone saberse propietarios de la verdad verdadera, pero rodeados de herejes, traidores, reformistas y vendidos al capital, aunque, pensarán, lo hagan bajo la piel de cordero de cualquier forma de progresismo.

De sus interminables debates, de sus enfrentamientos históricos, de su eterno y total alejamiento de la realidad, surgirán, una vez más, dos o tres alternativas de cara a los comicios autonómicos y locales de mayo de 2011, parapetadas tras frentes unitarios o unidades populares, que se convierten en un calco de aquella escena de ‘La Vida de Brian’ en la que se ponían de vuelta y media los del Frente Judaico Popular con los del Frente Popular de Judea, en la que los geniales Monty Pithon tan bien retratan el secular sectarismo de la izquierda.

Como digo, veremos dos o tres candidaturas “unitarias” de, desde, en, entre, hacia, hasta para, por, según la izquierda a ayuntamientos, cabildos y Parlamento de Canarias. Concurrencia a los comicios que suscitará nulo interés por parte del pueblo al que se dirigen y tratan de representar y orientar por el buen camino, no alcanzando ninguna de ellas más allá del 1 o el 2% de los sufragios ciudadanos.

Mientras, piensan, afirman y publican que las otras izquierdas, las que obtienen apoyos significativos en las urnas, se mueven hacia la derecha, pero no se dan cuenta de que ellos no se mueven, no se han movido desde los inicios de la transición, como si nada hubiese ocurrido en Canarias y en el mundo en las últimas décadas del siglo XX y en lo que va de siglo XXI. Paralizados, tal vez, por su pesada mochila ideológica cargada de certezas y en la que no hay espacio para las dudas; y cuando lo hacen, cuando se mueven, se dirigen, indefectiblemente, hacia ninguna parte.

Pero seguro que, tras el nuevo batacazo que sufrirán el 22 de mayo, erre que erre, inasequibles al desaliento, concluirán que los equivocados son los hombres y mujeres de este pueblo. Un pueblo que carece del suficiente discernimiento, de la necesaria capacidad, para entender y apoyar el ilusionante mensaje izquierdista de ese puñado de mesías laicos.

Y es que, como decía irónicamente Bertolt Brecht, si el partido está decepcionado con el pueblo, no le va a quedar más remedio que tratar de cambiar de pueblo. Si se puede, claro.

Enrique Bethencourt

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viernes, 25 de marzo de 2011

¡Tiembla, Finlandia!

La responsable de la cartera de Educación de Finlandia, Henna Virkkunen, entró cabizbaja al despacho de la primer ministro del país, Mari Kiviniemi. Sin apenas pronunciar palabra, entregó un sobre que contenía una breve carta en la que exponía las razones que le habían llevado a plantear su dimisión irrevocable al frente del departamento.

“Nuestro estancamiento es evidente”, señaló. “En apenas seis meses hemos perdido nuestro lugar de privilegio al frente de la Educación en Europa. Asumo el fracaso y doy un paso atrás para que alguien, con más fuerza, con mejores ideas, con nuevos proyectos, nos coloque nuevamente a la cabeza de la calidad educativa, un liderazgo del que estábamos muy orgullosos y que nunca debimos perder”, añadió.

“Es más doloroso, si cabe, que una pequeña comunidad turística española, que hasta ayer presentaba unos muy negativos parámetros educativos, con altas tasas de fracaso y de abandono escolar prematuro, muy por encima de las españolas y europeas, nos haya arrasado en un solo curso escolar; y, lo que es más llamativo, disminuyendo presupuestos, recortando plantillas y eliminando especialistas. Un verdadero milagro, a coste cero”, continuó.

La ministra Virkkunen expuso su asombro ante el singular hecho de que partiendo de una situación de evidente retraso respecto a la media de la Unión Europea, con dos puntos menos del PIB destinados a Educación que Finlandia, sin afrontar cambios en la formación de los docentes, sin abordar las imprescindibles reformas en el sistema ni implantar nuevos métodos de enseñanza-aprendizaje, Canary Islands se lograra colocar, según anunció su primer ministro Rivero en sede parlamentaria, a la cabeza de la Educación europea.

Kiviniemi, hasta entonces silenciosa, quiso animar a la integrante de su gabinete, a la que consideraba una de sus mejores ministras. “No todo está perdido. Podemos saber lo que ha ocurrido y actuar en consecuencia. He solicitado un informe urgente a nuestro consulado en Las Palmas de Gran Canaria sobre qué puede haber detrás de este salto educativo. Es más detallado de lo que necesitaba y, en ocasiones, se va por las ramas, pero creo que nos puede indicar las razones profundas de esa transformación en tan poco tiempo”.
La primer ministra explicó que los responsables políticos canarios achacaban el radical cambio a la apertura temprana de los centros educativos, facilitada sin duda por el buen clima de las Islas, nada parecido a las temperaturas que se padecen en la gélida Finlandia. Y, al parecer, al refuerzo educativo de tarde, aunque este sólo llegue a una parte del alumnado con dificultades.

“Pero contrasta, según el informe del consulado, con un curso escolar en el que centenares de colegios e institutos se quejan por la falta de profesores cuando los titulares están de baja, incluso más de un mes; y en el que han eliminado trabajadores sociales en los centros y disminuido psicólogos y orientadores, por lo que cabría colegir un empeoramiento, nunca una mejora”.

Kiviniemi prosiguió señalando una curiosidad: el informe consular apuntaba a una presunta tergiversación de los datos reales, mucho más negativos, por el interés propagandístico del Gobierno del Archipiélago ante las elecciones que afrontaba a finales de mayo. “Esto resulta inverosímil. Ningún Gobierno democrático hace propaganda y maquilla la situación educativa, por muchas elecciones que haya. Solicitaré un informe más preciso a la embajada en Madrid. Ruego, señora Virkkunen, que hasta entonces no haga efectiva su dimisión”.

Mientras, a 4.683 kilómetros de Helsinki, Rivero se regocijaba de su última ocurrencia, con la que cerraba las sesiones de la VIIª legislatura y se lanzaba a la inminente confrontación en las urnas. La próxima genialidad podría ser negar la existencia de paro en la Comunidad o asegurar que las personas dependientes tienen un exceso de atenciones y encima, desagradecidos, se quejan.

La educación y sus sobrevenidos éxitos había sido un buen y prometedor comienzo.

“¡Tiembla, Finlandia!”, exclamó mientras exhibía la mejor de sus electorales sonrisas.

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martes, 15 de marzo de 2011

Una ciudadanía mejor representada

Señalaba en un artículo anterior de LA TIRADERA las consecuencias en la representatividad del voto ciudadano de nuestro actual sistema electoral, y recordaba que en las elecciones autonómicas de 2007 miles de votos habían pasado de la urna a la papelera.

Algo más de 150.000 en el conjunto de Canarias, un 16,3%. Pero también el 36% de los sufragios emitidos en Lanzarote o el 23% de los de Gran Canaria.

A los que habría que sumar –aunque es imposible medirlo- los de aquellas personas que, ante la restrictiva ley electoral del 30% de barrera insular, que es la circunscripción en el caso de la cámara canaria, y del 6% archipielágico, optaron por dar su voto a una segunda opción, aunque no fuera la que realmente les convencía más. O, simplemente, semejante disyuntiva los animó a abstenerse.

Recordaba, asimismo, que los sistemas democráticos en las comunidades autónomas o en los países de la Unión Europea se mueven en unas cláusulas de acceso entre el 3% y el 5%. En Canarias es del 5% para los cabildos y ayuntamientos, mientras que para el Congreso de los Diputados el porcentaje baja hasta el 3%.

Desgraciadamente, el arbitrario sistema electoral canario no ha podido ser modificado esta legislatura, rechazando CC y PP en el Parlamento la propuesta de bajar los topes al 5% insular, presentada por el entonces diputado socialista Santiago Pérez hace más de dos años.

La única forma de saltar esa injusta barrera con garantías en distintos territorios, permitiendo que partidos con un amplio apoyo ciudadano accedan al Parlamento, ha sido el establecimiento de acuerdos insulares entre fuerzas políticas de variado espectro; y, a la vez, el que éstas pudieran contar con un paraguas unificador en el conjunto de Canarias que posibilitara superar ampliamente la cláusula del 6%.

Parece que esta formulación ha sido bien recibida por la ciudadanía y que se traducirá en un Parlamento de Canarias mucho más plural y unos votantes mejor representados, conforme a sus auténticos deseos. Al menos eso reflejan distintas encuestas publicadas por Canarias7 y La Provincia/La Opinión, que plantean una cámara canaria sin mayorías aplastantes y con la presencia de hasta cinco fuerzas políticas, frente a las tres de la presente legislatura.

Además, el porcentaje de votos tirados a la papelera disminuye de forma más que significativa, lo que es una excelente noticia para cualquier demócrata. Así, en el sondeo de La Provincia/La Opinión, realizado por TSA, en Lanzarote se pasaría de aquel vergonzoso 36% a un 5,4%. En Gran Canaria, del 23% al 15,8%. Y en el conjunto de Canarias la suma de porcentajes de las fuerzas que pueden obtener representación alcanza el 93,3%, es decir, se disminuiría la ‘exclusión’ de votantes del 16,3% al 6,7%.

En la de Canarias7, el voto de las distintas fuerzas que accederían al Parlamento se movería en la horquilla 88%-92%, con lo que también disminuiría el porcentaje de votos sin representación en el Parlamento, que fluctuaría entre el 12 y el 8%.

En el caso de Lanzarote, el sondeo, realizado por Perfiles, indica que los votos que se traducen en representación ascienden al 96%, quedando fuera un 4%, también muy alejado del 36% de 2007. Y en Gran Canaria la horquilla sería del 90-94, reduciéndose también significativamente los votos excluidos (entre el 10 y el 6%, frente al 23% de hace cuatro años).

Se trata, sin duda, de una noticia de gran trascendencia desde el punto de vista democrático. Pero no invalida en modo alguno la imperiosa necesidad de modificar profundamente nuestro sistema electoral, tarea que deben afrontar las fuerzas políticas y los 60 diputados electos en los comicios del próximo 22 de mayo.

Enrique Bethencourt

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martes, 1 de marzo de 2011

Pérez Reverte y la (mala) educación

Me he leído con mucha atención el artículo, viejo por cierto, de Arturo Pérez Reverte, sobre la educación en España (hace referencia al PISA 2006) y las responsabilidades de los políticos de los últimos “veinte o treinta años” en su escasa calidad y malos resultados, que últimamente circula por Internet como si de un compendio de verdades reveladas se tratara.

Un texto que parece olvidar que la educación franquista era mucho peor y que entonces había más analfabetos, mucho menos gente escolarizada, muchísimos menos titulados universitarios y, en el caso canario, ni contábamos con una red de centros (los colegios estaban desdoblados en varios turnos y la mayoría de los municipios carecía de instituto) ni con plantillas docentes adecuadas.

En la forma y en el fondo este artículo (titulado, qué menos, ‘Permitidme tutearos, imbéciles’) me parece impropio de un académico y situado más cerca, mucho más cerca, de las imprecaciones al uso en una barra de bar, donde se juega a quién grita más o a quién despotrica de forma más encolerizada, o a uno de los numerosos programas de la tele basura. Ideas, la verdad, muy pocas.

Mentar a la madre de los políticos, como hace el ilustre autor en el arranque de su texto, o decir que España es un “autocomplaciente país de mierda” al que se pretende hacer “un país de más mierda todavía” (afirmación que no se atrevería a hacer ni Antonio Cubillo harto de ron) no creo que sea una interesante aportación al debate educativo, donde se precisan análisis rigurosos, críticas e ideas, más que insultos y descalificaciones.

Por mucho que éstas susciten el aplauso fácil de muchos, al igual que los gritos, amenazas e insultos en determinados programas televisivos provocan el delirante entusiasmo del público presente en el plató.

No constituyen novedad, por cierto, estas formas de expresión en boca de Reverte. Cabe recordar que cuando Miguel Ángel Moratinos abandonó su cargo de ministro de Exteriores por decisión de Rodríguez Zapatero también dijo que lo hizo “como un perfecto mierda”, por llorar, cosa que, por lo visto, no debemos hacer los hombres. Y su hiriente pluma alcanzó el culmen cuando comparó la ley antitabaco con lo sucedido a Ana Frank con los nazis. Un lumbrera, vamos.

A mí, que soy muy crítico con el sistema educativo canario, no se me pasa por la cabeza hablar de comunidad autónoma de mierda ni insultar a la consejera del ramo y a su familia, por muchas diferencias que tenga y por muchos déficit que constate; por educación, entre otras cosas, lo que a Pérez Reverte no parece sobrarle pese a que ocupa un sillón en la Real Academia de la Lengua (RAE).

En el texto, Reverte destaca los abismos que, en su opinión, se han abierto entre los resultados de la enseñanza pública y la privada; tema que por sí solo animaría a un debate. Tengo la impresión de que esta circunstancia tiene mucho que ver con factores como el status socioeconómico y cultural de sus alumnos de unos y otros centros o la exclusión de los inmigrantes en privados y privados/concertados; y es muy posible, asimismo, que en los años de bonanza buena parte de las clases medias se volcara, aún más, en la privada.

Hablar de la existencia de 17 sistemas educativos segregados, como hace en su artículo, tampoco tiene base alguna: el tronco común supone más del 80% de los contenidos; y nadie negará a estas alturas que los pibes deben conocer la geografía y la historia de su comunidad, así como sus literatos y artistas de los diferentes ámbitos (cosa que yo no pude hacer cuando estudiaba).

Y las propias conclusiones sobre las diferencias entre comunidades (“alcanzan sólo hasta el 4% en el conjunto de los resultados”, señala el PISA 2009) no parecen dar la razón a Reverte: el sistema es tremendamente homogéneo. Y mejorable, sin duda.

Y en torno a su referencia al “efecto devastador” del modelo educativo vigente en el País Vasco y Cataluña, baste recordar que en el último PISA Euskadi y Cataluña están por encima de la media española, y también superan a la media de los países de la OCDE en Matemáticas y Comprensión Lectora, y sólo ‘pinchan’ en Ciencias (aunque por encima de la media estatal). Tan mal no deben estar.

Por otra parte, poner de vuelta y media a Zapatero por afirmar que “lo que más determina la educación de cada generación es la educación de sus padres” también es, como mínimo, cuestionable. Recuerdo que en el PISA se afirma taxativamente que influyen de manera muy significativa las condiciones socioeconómicas de las familias y el ambiente cultural: la diferencia media entre los alumnos que tienen en casa menos de 10 libros y más de 500 es de 124 puntos en España y de 126 para toda la OCDE. Alguna razón tiene Zapatero, aunque le pese al omnisciente e infalible Reverte.

Por último, concluir, como hace, que esta es una nación inculta me llevaría, de forma ruin como el autor, a preguntarme por qué un escritor como Arturo Pérez Reverte -que no es ni de lejos James Joyce, Franz Kafka, Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, García Márquez o Vargas Llosa- vende tantos libros en el país en el que triunfan Belén Esteban, ‘Sálvame’ y tele 5. Seguro que, “mierda” por medio, esa palabra no puede faltar en un texto suyo, Reverte tiene, como siempre, la precisa respuesta.

Enrique Bethencourt

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lunes, 21 de febrero de 2011

La rebajada democracia del 36%

El 36% de los turistas que visitan Gran Canaria, repiten. El 36% de españoles se declara católico practicante. Marte tuvo un océano que cubría el 36% del Planeta. El correo electrónico móvil en teléfonos creció en España un 36%.

Sólo un 36% de las personas con contrato indefinido de fomento son mujeres. Desde 2008, crece un 36% el interés de la sociedad española por la ciencia. El precio internacional del millo subió un 36% en los tres últimos meses de 2010. Canarias tiene un 36% de software ilegal. Son distintos titulares de prensa, de diferente impacto, en los que aparece justo un 36 %.

Pero les añado otro, aunque no haya sido publicado a cinco columnas y con gran alarde tipográfico: un 36% de los hombres y mujeres que acudió a las urnas en Lanzarote en mayo de 2007 no vio traducida su decisión en representación en el Parlamento de Canarias. Es una cifra completamente escandalosa y que avergüenza a cualquier demócrata.

Duplica ampliamente el porcentaje global de Canarias, donde más del 16,3% de las papeletas (es decir, los sufragios emitidos por más de 150.000 personas) fueron directamente de la urna a la papelera, lo que tampoco es un síntoma de buena salud democrática.

Si lo comparamos con lo que ocurre en otras comunidades autónomas el sonrojo, para quien respete mínimamente el valor del voto ciudadano, es aún de mayores dimensiones. En Cataluña, por ejemplo, semejante circunstancia no llegó al 2,5%. Y en Euskadi, prácticamente la mitad, el 1,8%. En el caso de la comunidad presidida por Artur Mas, su barrera electoral de acceso al Parlamento está establecida en el 3%, al igual que en la que dirige Patxi López, mientras que en otras comunidades, como la valenciana, sube hasta el 5%.

En España está situada en el 3% para las elecciones al Congreso de los Diputados y en el 5% para los comicios municipales. En Alemania, República Checa, Francia, Hungría, Polonia, Eslovaquia o Brasil es también del 5%, mientras que en Austria y Suecia se reduce al 4%. La excepción la encontramos en Turquía, país en la que esta cláusula asciende hasta el 10%, al parecer para laminar a la minoría kurda. En Canarias superamos esa pasión turca electoral, al establecerse las mismas en el 30% insular y el 6% archipielágico.

Nos encontramos, por tanto, ante un Parlamento que reduce su pluralidad y deja fuera a una parte significativa de los votantes, no mostrando la realidad de lo que los ciudadanos y las ciudadanas expresaron soberanamente en las urnas. Sea un 36% (¡uno de cada tres votantes!), en Lanzarote, un 23% (¡uno de cada cuatro!) en Gran Canaria o un 16,3% (¡uno de cada seis!), en el conjunto de Canarias, el actual sistema es execrable porque trunca la voluntad ciudadana; y para que esto suceda se precisa de la complicidad antidemocrática de las fuerzas políticas, con CC a la cabeza, que se niegan a modificarlo, al tiempo que tienen la tremenda cara, el enorme impudor, de hacer llamamientos a la participación y la movilización en las urnas en el proceso electoral que se avecina.

Enrique Bethencourt

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lunes, 14 de febrero de 2011

Supina ignorancia parlamentaria

Se ha cubierto de gloria el Parlamento de Canarias con su propuesta para el ‘Día de las Letras Canarias 2012’. A iniciativa del lumbrera de Sigfrid Soria han planteado el nombre del insigne científico lanzaroteño Blas Cabrera Felipe que, represaliado por la dictadura franquista, terminó su brillante carrera en el exilio mexicano, donde falleció en 1945. Un hombre de indiscutibles méritos en la física, pero que poco o nada tiene que ver con las letras.

Tal vez nuestros diputados gozan con la prosa de ‘La teoría de los magnetones y la magnetoquímica de los compuestos férricos’, ‘Principios fundamentales de análisis vectorial en el espacio de tres dimensiones y en el Universo de Minkowsk’i o ‘Estado actual de la teoría de los rayos X e Y. Su aplicación al estudio de la estructura de la materia.’

Y hayan contenido poético en ‘Principio de relatividad’ o ‘Paramagnetismo y estructura del átomo y de la molécula’. Pero me temo que no, que el problema es que no tenían ni pajolera idea de lo que proponían.

Ya en esta misma legislatura hubo otro antecedente disparatado cuando los diputados Carlos Ester y Australia Navarro pidieron a la consejera de Educación, Milagros Luis Brito, que exigiera a la editorial Akal que rectificara el "lesivo y deplorable" trato dado a Canarias en su manual sobre la asignatura de Educación para la Ciudadanía.

Los inteligentes diputados montaron un cirio por un texto que ni era un manual ni estaba en los colegios de las Islas. Se trataba de un libro de filosofía en el que se recogían los particulares puntos de vista de su autor, que se pueden compartir o no.

Pero pedirle que rectificara sería tanto como solicitarles a Vargas Llosa o a Gabo que modifiquen algunos párrafos de sus obras. Semejante ridículo, por un acto mezcla de ignorancia supina y mala fe, no produjo el menor rubor en Navarro y Ester; igual hasta quedaron contentos con su hazaña.

Ahora sucede igual, tres años después, con esta propuesta para el Día de las Letras Canarias que demuestra, además, la enorme descoordinación de este Parlamento que agoniza. Porque su mesa, con la presencia de Antonio Castro, Paquita Luengo y Cristina Tavío, adquirió con la Fundación Pancho Guerra el compromiso de promover que tan señalada fecha sirviera para reconocer la obra del escritor tirajanero, autor de ‘Los cuentos famosos de Pepe Monagas’ o del extraordinario ‘Léxico de Gran Canaria’, del que se cumplió el centenario de su nacimiento el pasado año.

De todos modos, la cancaburrada parlamentaria abre nuevas puertas a iniciativas creativas en nuestra Comunidad. Así, se podía proponer el premio Canarias de Deportes para Los Sabandeños, el de Bellas Artes e Interpretación para Pedrito, el de Comunicación para la ex consejera Rita Martín y, ya puestos, el de Acciones Altruistas y Solidarias al generoso juez del caso Tebeto. Todo se andará.

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martes, 8 de febrero de 2011

Ni ZP ni Rajoy, Rivero presidente

No salgo de mi estupor. Varios de los medios de comunicación canarios han titulado a todo trapo con la valoración de Paulino Rivero en la encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) correspondiente al reciente mes de enero, la misma que coloca al PP diez puntos por delante del PSOE en intención de voto. “Rivero, el tercer político más valorado de España”, “Rivero supera en valoración a Zapatero”, son algunos de esos titulares para la insular historia del riqui raca.

Los medios digitales, radios y televisiones destacan que Rivero obtenga un 3,38 de nota frente al 3,30 de Zapatero o el 3,25 de Rajoy (menudo líder de la oposición, por cierto, menos valorado que el presidente que tiene que cargar con las consecuencias de la crisis y, especialmente, los millones de parados), y sólo aventajado en valoración ciudadana por Durán i Lleida (4,40) y Rosa Díez (3,75), así como por el ministro Rubalcaba, único que aprueba de este Gobierno náufrago, superando el 5.

Me meto en las tripas de la encuesta y descubro de dónde sale la información (página 8, pregunta 11: “Le agradecería que me indicara si conoce a cada uno de los siguientes líderes políticos y qué valoración le merece su actuación”). Y es distinta, bien distinta, a cómo nos la cuentan, digamos que de manera parcial e incompleta. Porque resulta que esa nota, ese 3,38, se establece con un conocimiento de Rivero de sólo el 15,3% de los encuestados frente al 97,2% de Zapatero, el 95,8% de Rajoy, el 58,5% de la líder de UPyD, el 48,8% del dirigente de CiU o, incluso, el 33,3% del republicano Joan Puigcercós.

De hecho, el presidente canario, pese a haber presidido la comisión de investigación del 11-M, tiene los niveles de notoriedad más bajos, a la altura de Uxue Barkos, de Nabai (formación que logró 62.073 votos en Navarra en las generales de 2008), que es conocida por el 11,3%, y sólo se destaca de Yolanda Barcina (9,1%) y Guillerme Vázquez (8,7%).

Con los titulares de los medios de las Islas ya me veía yo a Rivero como consagración de la tercera vía: ni Rajoy, ni Zapatero, ni Rubalcaba, ni Cayo Lara, ni Rosa Díez, ni un tecnócrata catalán, nada de nada, Paulino al frente de los destinos del Estado, departiendo con el Rey en el palacio de Marivent, con la policía autonómica en La Moncloa y el dirigente de CC declarando de interés general todos los partidos de fútbol de primera, segunda y segunda B.

Pero mi gozo en un pozo. Paulino no apunta, pese a tanto bombo y platillo mediático, a ser el primer presidente nacionalista y ultraperiférico del estado plurinacional español. La realidad de ese escuálido 3,38 con un 15,3% de conocimiento es mucho menos esplendorosa y relativiza mucho esas campanas al vuelo tan alegremente lanzadas de forma claramente infundada. La tercera vía tendrá que seguir esperando.

Enrique Bethencourt

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miércoles, 2 de febrero de 2011

El general interés

No coincido en casi nada en su manera de concebir el fútbol (le entusiasma el pelotazo y le aburre soberanamente el actual juego del Barcelona, justo al revés de lo que yo siento), pero reconozco compartir con el ex seleccionador Javier Clemente su opinión cuando fue interrogado sobre la declaración de determinados partidos de interés general. “¿De interés general? De interés general son la educación y la sanidad públicas”, respondió el entrenador vasco en medio de aquella polémica sobre los derechos televisivos y la denominada Ley Cascos.

Recordé aquella reflexión en voz alta del hoy seleccionador de Camerún en estos días en que el Gobierno de Canarias ha decidido declarar de interés general el partido de liga entre el CD Tenerife y la UD Las Palmas, agarrándose a nuestra condición de territorio ultraperiférico, a la fragmentación insular y a todas y cada una de nuestras especificidades.

Una situación que, al parecer, impide que decenas de miles de hombres y mujeres de todas las islas vayamos en laica y deportiva peregrinación hasta el Heliodoro a presenciar el duelo entre dos de los equipos más flojos de la segunda división.

Porque por la tele lo veríamos, aunque fuera en Canal +, como demuestran las altas audiencias de esta cadena cuando de atractivos partidos se trata, mejorando de paso los ingresos de cafeterías, bares y restaurantes; dinamizando, por tanto, el consumo y mejorando la economía del sector servicios.

Según responden desde la Liga de Fútbol Profesional, el Ejecutivo de Rivero se agarra a una Ley aprobada en 1997, pero que ya quedó sin efecto ante la entrada en vigor, en mayo de 2010, de la ley General de la Comunicación Audiovisual. Esto sería un patinazo de los servicios jurídicos, obligados a actualizarse en la materia.

Y se apunta a que sólo sería posible darlo en abierto apoquinando un fleje de millones de euros a Sogecable. Que el Gobierno, dadas las apreturas de los Presupuestos de la Comunidad Canaria para 2011, podría distraer de las sustituciones docentes o de las perras para las personas aquejadas de cualquier tipo de dependencia.

Me reconozco futbolero y seguidor desde hace cuatro décadas de la UD, pero se me antoja una impertinencia demagógica colocar al fútbol esa etiqueta de interés general que prefiero, como Clemente, le corresponda a la sanidad, a la educación o a los servicios sociales.

Seguro que pensando (y actuando) de esta forma nos iría mucho mejor como sociedad y tendríamos menos lastres culturales y sociales que los que actualmente padecemos.

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martes, 1 de febrero de 2011

Los 314.400 de Rivero (y Soria)

Los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del último trimestre de 2010, publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), confirman la grave situación de Canarias: 314.400 desempleados, el 28,89% de su población activa, ocho puntos y medio por encima de la media estatal (20,33%), que tampoco es un porcentaje como para tirar voladores, y que se sitúa entre las más altas de la Unión Europea.

Canarias casi triplica, por cierto, la tasa del País Vasco, 10,89%, la comunidad con mejores datos por delante de Navarra y Cantabria, ambas por debajo del 15%.

Se desactivan, una vez más, los discursos de los gobiernos de Canarias, el del PP y CC hasta octubre, y el actual de CC en solitario, que han venido prometiendo alegremente 20.000, 40.000 y hasta 80.000 empleos en plan subasta, desarrollando una desvergonzada actividad propagandística en un asunto demasiado serio para que jueguen con el sufrimiento y las esperanzas de los ciudadanos y ciudadanas.

Aunque siempre les queda, lo hacen con demasiada frecuencia, la estrategia de achacar el aumento del paro en esta tierra a las erróneas y erráticas políticas de Rodríguez Zapatero; y, por contra, atribuir su disminución, cuando se produce, a los brillantes aciertos del Ejecutivo canario. Un discurso que ha dejado de ser creíble.

Lejanos ya los tiempos en que, al comienzo de la actual legislatura autonómica, el ex consejero de Empleo y actual titular de la cartera de Economía y Hacienda visualizaba que el pleno empleo estaba a punto de alcanzarse, el Ejecutivo canario se empeña en los últimos dos años en desarrollar un doble lenguaje respecto a la evolución del empleo en el Archipiélago.

Por un lado, ante la opinión pública transmiten su compromiso de generación de decenas de miles de puestos de trabajo a corto plazo. Por otro, en los Presupuestos de la Comunidad Autónoma, de conocimiento mucho más restringido, reconocen que el desempleo permanecerá estable en 2011 y que, a lo sumo, se reducirá alguna décima, lo que equivale a la preocupante estabilidad en torno a los 300.000 parados.

Las previsiones de crecimiento económico de Canarias para el presente año, en torno al 1%, dadas a conocer recientemente por el consejero de Economía y Hacienda, mejoran ligeramente los pronósticos reflejados en las cuentas públicas (0,4%), pero confirman al mismo tiempo que en 2011 no se generará empleo neto (haría falta un crecimiento superior al 2%) y que, como mucho, se frenará la brutal destrucción de empresas y de puestos de trabajo de los últimos años, que nos ha situado a la cabeza del paro en Europa y que ha disparado los niveles de empobrecimiento de la población de las Islas.

Eso sí, consuela bastante que el presidente Rivero analice la EPA y concluya que "Canarias es de las comunidades donde menos se incrementa el paro"; o que Soria, por su parte, reflexione sobre el poco éxito de las medidas de los Gobiernos de España y de Canarias en materia de empleo, como si él no hubiese estado al frente de la economía canaria hasta hace tres meses.

Tengo la impresión de que hay 314.400 razones para pensar que uno y otro , Rivero y Soria, Soria y Rivero, debieran asumir, al menos, su cuota de responsabilidad, renunciando además al electoralismo y a las falsas promesas en tan dramático asunto. Aunque mucho me temo que no caerá esa breva.

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lunes, 17 de enero de 2011

Viagra para PISA

Un anuncio presenta a la archifamosa torre de Pisa completamente vertical, sin atisbo alguno de la involuntaria inclinación que la ha hecho tan famosa y tan visitada por turistas procedentes de todo el mundo, lo que confirma que, a veces, los errores son muy productivos.

‘We erect the world’ es el lema –de fácil traducción- de esa campaña de la más científica que milagrosa viagra, que aparece en los manuales de publicidad creativa junto a otras imaginativas propuestas.

El documento con una selección de ingeniosa publicidad llegó a mi ordenador, casualidades de la vida, el mismo día de la publicación del informe PISA 2009, que nada tiene que ver con la inclinada torre italiana; un estudio que no evalúa conocimientos, sino competencias básicas (la capacidad para usar lo aprendido en la vida cotidiana) del alumnado de 15 años (el que acaba la etapa de Secundaria Obligatoria) en comprensión lectora, matemáticas y ciencias.

En este informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en el que participan 65 países, se muestra el estancamiento del sistema educativo español que, sin ser de los peores, no logra colocarse en los niveles punteros de los países más desarrollados. Y, en nuestro caso, el canario, reitera esa condición de furgón de cola del sistema educativo español, junto a Andalucía y las ciudades autónomas, que repiten distintas investigaciones educativas.

Pero hay que señalar que no se presentan abismos entre las diferentes comunidades autónomas, con diferencias que suponen sólo hasta el 4% en el conjunto de los resultados. Siendo mayores las distancias entre centros educativos (hasta un 20%) y entre alumnos de un mismo centro (un 70%).

Influyen, ciertamente, las condiciones socioeconómicas de las familias y el ambiente cultural, con un dato claro al respecto: la diferencia media entre los alumnos que tienen en casa menos de 10 libros y más de 500 es de 124 puntos en España y de 126 para toda la OCDE. Y otros muchos factores, desde la inversión educativa a la consideración económica y social de los profesionales de la educación.

Las reacciones ante la publicación de PISA han sido, en mi opinión, decepcionantes. Ni Consejería ni sindicatos docentes han realizado una lectura que suponga una asunción sincera y autocrítica de las responsabilidades que les corresponden a cada cual.

Porque la Administración –cuyo viceconsejero me reconoció que habían realizado la rueda de prensa de valoración del informe sin haber podido leer sus voluminosos contenidos- las tiene, y muchas, al ser quien decide la inversión, los recursos humanos y materiales y la orientación de las políticas; máxime cuando se vienen produciendo recortes más que preocupantes para el presente y el futuro de la educación en las Islas.

Como tienen su cuota en el proceso y los resultados alcanzados el profesorado, que imparte docencia en las aulas, y las familias, así como los propios alumnos y su mayor o menor esfuerzo.

Me temo que una vez más, ante la disfunción, ante la flacidez del sistema educativo, muchos de los actores parecen conformarse con recetar una aspirina, en vez de prescribir al paciente la más efectiva ‘viagra’, en este caso, la de la priorización política de la educación y la adopción de compromisos colectivos para superar su peligroso estancamiento y sus graves consecuencias económicas y sociales.

Enrique Bethencourt

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lunes, 3 de enero de 2011

Canción de Año Nuevo: ¡Qué bueno vivir aquí!

Líderes en paro, más de siete puntos por encima de la media estatal, más de 300.000 desempleados según la Encuesta de Población Activa (EPA). Una buena parte de ellos sin la menor posibilidad de insertarse en el mundo laboral. Con un Gobierno, el canario, que promete 80.000 empleos en nueve meses y, al tiempo, reconoce en sus Presupuestos para 2011 que el paro sólo bajara tres décimas el año que acaba de empezar, ‘santa Rita, santa Rita, que nos quedemos como estamos’, parecen decir.

A la cola en Educación, como ha demostrado el PISA 2009 –los últimos de España, salvo Ceuta y Melilla, en las competencias básicas analizadas: comprensión lectora, matemáticas o ciencias-, como concluyen uno y otro estudio, que nos recuerdan nuestro elevado fracaso, nuestras altas tasas de abandono escolar prematuro, la escasa cualificación de nuestra gente y lo que ello supone en la empleabilidad.

Cada vez peor en Sanidad, con una ciudadanía que la suspende y que, en caso de situaciones complicadas para la salud, de una intervención quirúrgica, optaría por un hospital privado, cosa que no ocurre en ningún otro lugar del Estado.

Campeones en pobreza, con una parte significativa de la población en situación de riesgo de marginalidad. A la cola en cuantía de los salarios privados (salvo Extremadura) y en cabeza en volumen de economía sumergida. Y con una cesta de la compra por las nubes.

En los primeros puestos en violencia de género. Setenta y dos víctimas mortales en los últimos diez años; y el 8% de todas las asesinadas en el Estado por sus parejas o exparejas en 2010, pese a representar sólo el 4,5% de la población.

Los últimos, los peores de todas las comunidades autónomas que ya tiene mérito, en la aplicación de la Ley de la Dependencia, por la desidia de un Gobierno que se ha cargado en las Islas una de las aportaciones más avanzadas de la última década.

Un 0,5 sacamos en el último análisis del Observatorio de la Dependencia de la Asociación de Directores y Gerentes de Servicios Sociales, cerca de Madrid y Valencia, que obtienen un 2, pero muy lejos de Castilla-La Mancha (9 puntos sobre diez), Castilla y León (9), Aragón y País Vasco, ambas con un notable alto (8,5).

Ávidos consumidores, asimismo, de los más nauseabundos subproductos televisivos, el ‘belenestebismo’ tiene en las Islas uno de sus más poblados feudos.

A lo que se une una baja calidad democrática, con un Gobierno apoyado sólo por el 23% del electorado y que representa a 19 de los 60 diputados del Parlamento; con una ley electoral chiripitifláutica que en los comicios autonómicos de 2007 dejó sin representación a 150.000 electores, el 16% de los que se acercaron a las urnas, frente al 2,4% de Cataluña o el 1,2% del País Vasco.

No sé si se puede decir, como en el anuncio de una marca de cerveza, ¡qué bueno vivir aquí! Y a estas alturas del partido no vale echarle todas las culpas a los malvados centralistas, a la pervivencia de las consecuencias del tratamiento colonial que recibimos durante siglos y a olvidos de la metrópoli que, ciertamente, aún perduran. Porque, para que las cosas estén como están, en algo habremos errado los canarios en casi 30 años de autogobierno

Pero debo estar completamente equivocado: Marimar Julios acaba de anunciar, sin inmutarse, que PSOE y PP están hundiendo a España. Lo dicho. ¡Qué bueno vivir aquí!

Enrique Bethencourt

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