martes, 31 de mayo de 2011

El PSC-PSOE y los pactos (2007-2011)

A finales de mayo y en los primeros días de junio de 2007 recibí varios sms de amigos socialistas que me invitaban a participar en una concentración en el parque de Santa Catalina, en Las Palmas de Gran Canaria, para mostrar el rechazo ciudadano al inminente pacto entre CC y PP.

Consideraban (olvidando, por cierto, lo que sucedía en Cataluña, con el tripartito, o en Baleares; y obviando lo que pocos días después iba a suceder en el Cabildo Insular de Gran Canaria) que debía gobernar la fuerza más votada y con más escaños, en ese momento el PSOE juanfernandino, y que no era de recibo el pacto entre perdedores, el que encabezaban Rivero y Soria.

Mostré entonces mi absoluta decepción y contrariedad, en un artículo titulado ‘No es eso, pásalo’, en el que señalaba que el acuerdo que se iba a establecer, al margen de gustos, “es absolutamente legítimo y que, como demócrata, tengo que respetarlo, aunque no lo comparta”.

Decía entonces, y reitero hoy, que antes que nacionalistas, socialistas o ecologistas, “somos, debemos ser, demócratas. Por eso, hay que saber respetar lo que la ciudadanía decide en las urnas y, también, los posteriores pactos que se produzcan en el ámbito municipal, insular y nacional canario. En ese sentido, desde mi convicción de que ese presunto nuevo Gobierno no va a abordar con determinación ni a resolver los problemas de Canarias, pero también desde mi profundo respeto por las reglas de juego democráticas, no estaré en esa concentración y animo a las personas críticas a que tampoco caigan en la trampa. Pásalo”.

Es lo mismo que haré ahora, resuélvase como se resuelva el pacto para gobernar Canarias. Tanto si pactan PP y PSOE, harto improbable, como si se reedita el clásico entendimiento entre CC y el PP, como si, tal y como apuntan todos los datos desde hace varios meses, son José Miguel Pérez y Paulino Rivero los encargados de rubricar el texto del acuerdo.

Al igual que hace cuatro años, todo parece indicar que no va a gobernar quien recibió más apoyo popular en las urnas y que, como en aquel momento, segunda y tercera fuerza política constituirán un Ejecutivo que no creo que supere la prueba de fuego de las cada vez más inmediatas elecciones generales.

Gobierno legítimo, como el de entonces, por más que uno pueda tener dudas de que responda a las auténticas necesidades de estas Islas y que contribuya a resolver sus graves problemas, que son muchos. Por diversas razones, entre ellas el penoso espectáculo que estos días unos y otros, socialistas y coalicioneros, coalicioneros y socialistas, han dado respecto a los pactos: ni una palabra de programa, acciones políticas o prioridades, sólo reparto de puestos en ayuntamientos, cabildos y Gobierno. Contribuyendo a alimentar la legión de indignados, dentro y fuera de las acampadas.

Como ven, se parece, muy mucho, a lo sucedido tras los comicios autonómicos de 2007. Eso sí, estoy convencido de que, en esta ocasión, mis amigos socialistas, influidos por la profunda crisis económica, entregados a las políticas de ajuste, se ahorrarán el gasto y no me enviarán un mensaje de móvil sobre las maldades intrínsecas del Gobierno de los perdedores y la necesidad de movilizarse públicamente contra él. Repásalo.

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lunes, 2 de mayo de 2011

Rivero se equivocó ‘sólo’ en 78.000

Lanzándose a la piscina sin medir la profundidad del agua, el presidente Rivero y sus consejeros de desEmpleo, Jorge Rodríguez y Marimar Julios, nos aseguraron a final del pasado año que el Gobierno canario generaría 80.000 empleos antes de las elecciones de mayo.

Hecho que ha sido fielmente confirmado en todos sus términos, no podría ser menos, por la Encuesta de Población Activa (EPA) correspondiente al primer trimestre del año, publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) el viernes 29 de abril.

Sólo, es un decir, que con un ‘pequeño desfase’ de apenas 78.000 menos sobre la cifra prometida a bombo y platillo. Porque el Archipiélago pasó de los 314.400 parados de la EPA de diciembre de 2010 a los 312.400 de marzo de 2011, lo que supone el 28,5% de la población activa.

Unos 2.000 parados menos, no 80.000. Y eso que el primer trimestre ha sido excelente en materia turística, el mejor de los últimos diez años, gracias a la recuperación de la economía alemana y al desvío de turistas por la crisis de los países árabes.

Ante el notable éxito de las medidas contra el desempleo puestas en marcha por el Ejecutivo canario no sé si deberían proponer a sus dirigentes para que se les conceda el premio Nobel de Economía. Aunque creo que se merecen más, mucho más, el galardón de publicidad y propaganda.

Porque cuando hicieron el singular anuncio, algunos señalábamos que iba en contra de las previsiones expuestas por CEOE Tenerife, nada sospechosa de estar constituida por rojos anti ATI, señalando la organización empresarial y su líder, José Carlos Francisco, que nos mantendríamos en torno a los 300.000 parados a lo largo de todo el año.

Y que, en la mejor de las perspectivas, se crearían de 10.000 a 15.000 empleos en todo el año 2011. Nunca los 80.000 prometidos por el Ejecutivo para sus cinco primeros meses, que se convertía en un engaño que, tarde o temprano, quedaría desenmascarado. Como así ha sido.

Pero es más. En los propios Presupuestos de la Comunidad Autónoma de Canarias para 2011, elaborados por el tándem Soria-Rivero y aprobados en diciembre por el Parlamento canario, reconocen una previsión de crecimiento económico en torno al 1% para el presente año y señalan que el desempleo permanecerá en nuestra Comunidad estable en 2011 y que, a lo sumo, se reducirá alguna décima, lo que equivale a la preocupante estabilidad en torno a los 300.000 parados. Como la realidad y los datos se empeñan en confirmar.

Cuando se hace público un dato positivo, en este o en otros asuntos, el Gobierno canario se apunta inmediatamente el tanto.

Cuando es negativo, responsabiliza a los errores del Gobierno de Zapatero, a los inmigrantes o a la mala interpretación externa de las muy singulares singularidades canarias.

No sé qué harán en esta ocasión en que la tozuda realidad, una vez más, desmonta por completo sus burdas campañas publicitarias en un tema que exigiría mayor rigor y responsabilidad; y, por el contrario, ninguna falseadora propaganda ‘electoralera’. Al menos por un mínimo respeto a todos los que sufren, día a día, el enorme drama de no encontrar trabajo.

Enrique Bethencourt

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