jueves, 17 de junio de 2010

Abre tus ojos

He tenido estos días la oportunidad de participar en una interesante experiencia educativa, ‘Abre tus ojos’, dirigida a la sensibilización de estudiantes de Secundaria en torno al fenómeno del acoso escolar, la violencia entre iguales o, más internacionalmente, el ‘bullyng’, iniciativa patrocinada por la Concejalía de Educación del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria.

Mediante una obra de teatro, interpretada a gran altura, se nos transmite emocionalmente la situación de una madre que trata de analizar las razones que le impidieron ver el drama por el que atravesaba su hijo en la escuela, el insufrible calvario cotidiano que le llevó a la muerte.

Cierto es que se trata de un caso extremo, afortunadamente minoritario, pero su crudeza y, sobre todo, los interrogantes maternos sobre la dificultad para darse cuenta sobre la gravedad de lo que estaba sucediendo, la impermeabilidad del muro que en muchas ocasiones desarrollan los adolescente, constituyen un instrumento muy interesante para abrir el debate.

Un debate posterior a la representación teatral, en el que, muy acertadamente, se cuenta con la participación de expertos de diversos ámbitos (psicología, trabajo social, judicial o policial) y en el que el alumnado puede expresar abiertamente sus dudas, preocupaciones y temores.

Cuando hablamos de acoso escolar hay que señalar, en primer lugar, que en modo alguno se trata de un fenómeno nuevo. Las confederaciones de APAs, profundas conocedoras de la realidad de los colegios e institutos, destacan que hoy existe “una mayor sensibilidad social hacia todas las formas de violencia, lo cual es un signo de madurez de nuestra sociedad. No hay más casos de violencia escolar que hace una década, a pesar de que quizá se hayan podido incrementar los episodios de indisciplina y falta de respeto”.

Siempre ha existido, aunque hoy puede incluir nuevas modalidades como el ciberacoso o la grabación en móviles de los hechos. Además, suele afectar a un porcentaje muy reducido de la población escolar en nuestros centros educativos. Pero no por ello deja de ser importante, por el sufrimiento que causa y por hacerlo justo en la etapa en que se están conformando las personalidades de los menores.

Las formas del mismo van desde el hostigamiento a la exclusión social, pasando por la coacción, la intimidación o las amenazas a la integridad. Se apunta en numerosos estudios que hay un 5% de potenciales acosadores y un 15% de potenciales víctimas. Los expertos destacan que determinadas circunstancias pueden modificar esos porcentajes al alza. Por ejemplo, el incremento de población escolar extranjera puede hacer que una parte se convierta en objetivo de los acosados (y que algunos se incorporen al grupo de los acosadores).

Indican, igualmente, que en los acosadores podemos apreciar una actitud dominante y una falta de empatía con los otros. Influyen en ello muchos factores, desde una educación sin valores democráticos, autoridad ni límites, hasta el hecho de ser víctimas de malos tratos en el ámbito familiar. En las víctimas se pueden dar muchos condicionantes, por ejemplo los signos físicos diferenciados extremos: muy gordo, muy bajito; la presencia de una discapacidad o, como pudimos observar en las sesiones desarrolladas estas semanas, la pervivencia de actitudes homófobas entre los escolares.

Es interesante constatar la relación existente entre acoso y género. En un estudio desarrollado por la Universidad de Castilla La Mancha se concluye que “también se ha demostrado que existen diferencias en puntuaciones de masculinidad y feminidad entre víctimas y agresores, con un predominio del rol masculino entre los agresores, independientemente del sexo biológico de estos, confirmándose la relación entre masculinidad y comportamiento agresivo entre estudiantes de Primaria”.

Ante la detección de una situación de acoso escolar hay que intervenir en varias direcciones. No sólo sobre víctimas y acosadores, sino también y de manera muy relevante con los neutrales (los espectadores), generando un espacio de reacción, de rechazo ante este tipo de actitudes; si la masa neutral se moviliza ocurren cosas; y si jalea o mira para otro lado, también. De muy distinto signo en uno y otro caso.

Es imprescindible, sin duda, una actitud combativa frente a la minimización del acoso, sin caer, por supuesto, en discursos alarmistas. No hay que olvidar que una parte de los chicos y chicas que sufren acoso pueden terminar con secuelas serias que pueden arrastrar en su vida adulta. Y que algunos de los acosadores pueden terminar extendiendo su negativo papel a otros contextos, como las relaciones de pareja.

Aunque lo esencial es, en cualquier caso, la prevención, la educación en valores, el rechazo a la violencia, el aprendizaje en torno a la resolución pacífica de los conflictos. Por eso, la relevancia de iniciativas como la que representa ‘Abre tus ojos’.


Enrique Bethencourt

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jueves, 3 de junio de 2010

Nardy y los 685 b(l)ancos

“Nardy Barrios ha instalado 685 bancos por toda la ciudad”. No me lo invento. 685 bancos son; ni uno menos ni uno más, como en la vieja canción de Carlos Puebla. Este curioso titular podemos encontrarlo en la página web de Compromiso y en otros digitales. Cabe preguntarse si los instaló ella personalmente, uno a uno, sin la menor colaboración o si, por el contrario, contó con algún operario municipal.

Así como dónde los adquirió, cómo abonó la correspondiente factura, en qué vehículo efectuó el traslado de los mismos desde el almacén a sus definitivas ubicaciones urbanas y qué herramientas utilizó para semejante y muy ardua tarea.

Pero, sobre todo, corresponde interrogarse si los susodichos bancos (para sentarse, no nuevas sucursales de los principales responsables de la actual crisis económica mundial) son del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y, por tanto, pagados por los impuestos de todos los ciudadanos y ciudadanas del municipio. O bien, vaya usted a saber, son particular propiedad de una persona y un concreto partido, que ni siquiera se molesta en compartir su ‘montaje’ con sus socios socialistas de gobierno, a los que prefiere, cosas de la vida, dar leña sin tino en Facebook por -eso dice, como si no jugara en el mismo municipal equipo- su mala gestión.

Los mismos bancos, por cierto, de los que ha pedido la fulminante expulsión de un ciudadano de “raza negra”, según asegura en carta remitida al concejal de Seguridad del ayuntamiento capitalino, dada a conocer por Canarias7, y en la que demuestra sus escasos o nulos conocimientos antropológicos. Como bien afirma José Marín González, doctor en Antropología de la Universidad de La Sorbona, “las razas no existen, ni biológicamente ni científicamente”. Para este científico, los seres humanos “pertenecen al mismo repertorio genético. Las variaciones que podemos constatar no son el resultado de genes diferentes. Si de 'razas' se tratara, hay una sola 'raza': 'la humana'. Además, su petición, en la referida y lamentable misiva, de que el indigente “desaparezca del entorno” nos retrotrae al más radical José Manuel Soria y sus traslados de inmigrantes.

Pero volvamos a los 685 bancos (¿o blancos?) instalados por la concejala. Imagínense, por un momento, que cundiera el ejemplo de ese egocentrismo populista extremo, esa personalización cuasi patológica de la acción política. Nos llevaría a titulares periodísticos como “Milagros Luis Brito da clases de Matemáticas a 50.000 alumnos”, “Juan Ramón Hernández asfalta treinta kilómetros de carreteras”, “Román Rodríguez conduce quinientas guaguas”, “Alfredo Pérez Rubalcaba detiene a punta de pistola a doscientos peligrosos delincuentes”, “Mercedes Roldós pone el termómetro a cien mil enfermos” o, en fin, “Demetrio Suárez recoge en un día 135.000 kilos de papas”. Aunque, hay que reconocerlo, con Demetrio todo es posible.

Contrasta esa manera compulsiva de instalar bancos por doquier, a diestro y a siniestro, con el paralelo escaqueo en la asunción de responsabilidades cuando las cosas pintan feas. Un ejemplo reciente lo tenemos en como se borró del mapa cuando se produjo un boquete en la calle Tomás Miller, cerquita de la playa de Las Canteras.

A la muy mediática concejala, en los días en que la calle estuvo cerrada ocasionando numerosas molestias a la ciudadanía, no se le ocurrió ir por la referida vía a colocar una macetita, de esas que tanto le gustaba ubicar en los baches que atribuía a otras instituciones.

Eso sucedía, su hiperactividad vegetal-ornamental, en la misma época en que se produjo un agujero en la calle Cirilo Moreno, a pocos metros del histórico bar Rex, en el que cabía no sólo una plantita, sino hasta la propia Nardy abrazada a una ‘phoenix canariensis’. Lo solucionó, es un decir, colocando unas vallas alrededor del enorme ‘gua’ y dejando la calle completamente intransitable más de diez días; y con el riesgo añadido de que cualquer niño se alongara más de lo razonable ante semejante orificio. Y sin fotogénica maceta, of course.

Otro tanto ocurre con los colegios públicos, cuyas infraestructuras dependen de su departamento. El Mesa y López, por ejemplo, clama por la situación de un muro que puede ser peligroso para la integridad física de la comunidad educativa del centro; y obtiene como respuesta que no se va a hacer nada para realizar el desmonte que solicitan y evitar que las piedras causen un día una desgracia irreparable.

Sin embargo, y paradójicamente, la concejala dispone de tiempo y medios para tapar un pozo en una finca privada de Telde, fuera de su jurisdicción y sin que nadie se lo haya solicitado; dilapidando dinero de la ciudad en otro municipio, cosa tan cierta como insólita. Visto lo visto, a los del CEIP Mesa y López se les podría ocurrir trasladar su colegio a Telde, Arucas, Valleseco o Ingenio; o, como alternativa menos compleja, abrir un pozo en el patio del centro, a ver si hay más suerte y la edil les hace caso.

En fin, la líder de Compromiso hasta tiene singulares ocurrencias como negarle a los vecinos y vecinas del norte de la isla su derecho a ser trasladados en guagua al hospital Negrín y al campus universitario, asunto en el que el alcalde Saavedra tuvo que intervenir aportando la sensatez que, una vez más, le faltó a la concejala. Aunque, todo hay que decirlo, poca lucidez tuvo Saavedra cuando, innecesariamente, la integró en su grupo de gobierno y le ha permitido jugar, al mismo tiempo, a ser poco leal oposición.

Y, eso sí, no se les ocurra dirigirse al departamento municipal de Fomento de Las Palmas de Gran Canaria, al menos telefónicamente, que se pueden llevar una chiripitifláutica sorpresa. Lo comprobé estupefacto hace unas semanas, en torno a las dos de la tarde, cuando tratamos de comunicar un problema que afectaba a mi calle y nos respondió una señora: “Compromiso, buenas tardes”. ¿Cruce de líneas o cruce de cables? ¿Cuestión de banco o de diván?

Mi gozo en un pozo.


Enrique Bethencourt

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